Contrario a los rumbos que están tomando la gran mayoría de empresas en épocas de la llamada Cuarta Transformación, la paraestatal Comisión Federal de Electricidad (CFE) bajó la edad de jubilación al pasarla de los 65 a 55 años la edad, es decir, regresó a los esquemas de gobiernos anteriores, algo que se ha comprobado que merma las finanzas públicas. Este beneficio para los trabajadores de CFE se dio luego de una negociación del contrato colectivo de trabajo.
El Sindicato Único de Trabajadores de la República Mexicana (Suterm) negoció y logró modificar el contrato colectivo 2020-2022 al regresarlo a las condiciones de jubilación de año 2014 (antes de la reforma energética), de modo que ahora en esa empresa las mujeres van a poder solicitar su retiro a los 25 años de servicio sin importar la edad, en tanto que los hombres podrán hacerlo a los 25 años de servicio y 55 de edad, o también a los 30 años de labores sin importar la edad.
Cabe decir que este cambio no es asunto menor, pues recaerá en las finanzas de la empresa porque no es lo mismo tener trabajando a las personas 10 años más (con aumento en la esperanza de vida) y generando dinero antes de que se pensionen, que restarles una década de generación de riqueza para luego pagarles jubilación, entonces ¿de dónde saldrá el dinero para pagar las pensiones? al final lo que CFE pagará a sus trabajadores vendrá del dinero público, algo que justamente se quiso evitar ampliando la edad de jubilación, porque así la empresa se estaría financiando más a sí misma. Otra consecuencia es que ahora la CFE “cobraría” más a sus consumidores para que sus “faltantes” financieros sean cubiertos por el usuario.
La negociación entre el Suterm y la CFE consistió en que el gobierno federal absorbiera parte del pasivo laboral de la empresa, de modo que al bajar la edad de pensión el faltante o pasivo sería de unos 160 mil millones de pesos, toda vez que de los 94 mil trabajadores que tiene esta empresa del gobierno, 45 mil regresarían al esquema de jubilaciones anterior.
Este movimiento es negativo para México
La agencia calificadora internacional Standard & Poors (S&P) comentó apenas en julio de 2020 que además que CFE tiene una calificación baja en su grado de inversión, también tiene deudas, lo cual la lleva a acarrear problemas financieros serios, y si a esto sumamos que también Pemex tiene dificultades de dinero, entonces estamos hablando de que ambas no se ven bien ante los mercados internacionales de capitales, ya que en pocas palabras son inviables porque resultan ser empresas caras por las deudas que tienen y por lo que gastan en sus trabajadores.
Si echamos una mirada global sobre lo que pasa en México el asunto estaría así: nuestro país ha tenido un bajo desempeño económico y es por ello que nuestra deuda ha crecido a pesar que tenemos bajos los déficit fiscales. Actualmente la deuda en porcentaje de PIB está alrededor de 47% sin tomar en cuenta las deudas de CFE y Pemex, pero si a estas dos las metemos a la mezcla entonces la deuda mexicana se va alrededor de 60%, lo cual es lo mismo que decir que de 10 pesos que ganas debes 6. Con el 40% que queda es difícil que México pueda mantener una buena calificación crediticia, pues se le consideraría como un país “riesgo” para prestarle dinero y/o hacer negocios
CFE es una de las empresas con más deudas que operan en el mercado de valores, de hecho emite tanta deuda que ocupa el segundo lugar en colocar bonos de ese tipo (sólo debajo de Pemex). Aquí una de las grandes preguntas es ¿cómo fue que el gobierno de la cuarta transformación permitió que sea una parte del dinero de todos los mexicanos el que se use para financiar las jubilaciones de sólo 45 mil trabajadores? esto es un error financiero pero a la vez también un acierto político que ¿a quienes beneficiará?
